Camila Belen Gonzalez
EDUCACIÓN INCLUSIVA Entrevista a la Lic. Cristina Lovari
Actualizado: 23 ene 2020

La Convención Internacional sobre los derechos de las Personas con Discapacidad, en su artículo 24, garantiza el derecho a un sistema de educación inclusivo para todos los niños y niñas con Discapacidad. Es muy lindo esto y suena muy bien, hasta parece sencillo. A su parecer ¿cuándo podemos hablar de una verdadera Ed. Inclusiva?
Considero que hay que hacer dos distinciones, por un lado la Educación Inclusiva es un derecho que tienen todos los chicos con o sin una discapacidad, tengan o no una dificultad del aprendizaje, todos ellos tienen el derecho a recibir una educación inclusiva y de calidad. Se toma el concepto de educación inclusiva desde la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad y es uno de los primeros tratados que empieza a enunciar esto. Pero también es un enfoque pedagógico que invita a una revisión constante del sistema educativo para mejorar las propuestas de enseñanza y aprendizaje y eliminar las barreras que impiden el acceso. Coincido en este punto de que suena lindo en el discurso y en los marcos normativos, pero que en la práctica suceden otras cosas. Que no es solamente el proceso de transformación que deben llevar adelante las escuelas sino también múltiples variables a nivel social y de las políticas educativas que deben acompañar esos procesos. No es una tarea exclusiva de la escuela pero resulta necesario seguir profundizando esto en el interior de la escuela porque aún vivimos situaciones de exclusión, de discriminación que a veces no se presentan de manera tan visible pero que subyacen actos de discriminación y de exclusión.
Imagino que hay resistencia, existen barreras y muchos prejuicios en torno al tema, ¿Cómo empezar a considerar la diversidad no como un problema sino como una oportunidad?
Yo creo que es uno de los principales objetivos que tenemos. Tenemos una sociedad excluyente, y no me refiero solo a la sociedad argentina sino a nivel mundial, somos una sociedad con muchos prejuicios. Aún existen personas, docentes y directivos que piensan -porque no lo dicen pero lo piensan- que este estudiante no puede aprender, no puede estar en esta escuela y es por esto que uno habla desde la perspectiva del derecho y desde la responsabilidad del sistema educativo en alojar a todos estos estudiantes. Creo que tenemos que ser justos en que hemos avanzado mucho, especialmente la escuela especial que dio respuesta educativa ante estos chicos que en algún momento ni siquiera estaban en el sistema educativo y hoy están, hoy acceden. Este es un logro que tenemos como país. Según estudios del INDEC del año pasado, la mayoría de los estudiantes con dificultades o con discapacidad están en la escuela sea de nivel o de la modalidad de educación especial. El desafío es por un lado la eliminación de todas estas barreras actitudinales y por el otro, la calidad del aprendizaje de los estudiantes, no se trata solamente de estar sino de aprender, desarrollarse y generar autonomía.
Reconozco el valor de las aulas heterogéneas, la riqueza en la participación y el intercambio. Pienso en el docente frente a su grupo escolar conformado por 25 niños, cada uno con su particularidad a la hora de aprender, y dentro de ese grupo 5 de los niños tienen algún tipo de discapacidad. ¿Es posible darle a cada alumno lo que está necesitando, respetar sus tiempos y modos de aprendizaje? ¿Cómo reconocer y desarrollar cada personalidad, cada talento y creatividad?
Tomamos los conceptos de aula heterogénea y de estrategias pedagógicas que te permiten repensar la metodología de enseñanza. Hay una realidad y es que seguimos replicando un modelo de enseñanza que es para todos por igual. Y no es un tema exclusivo para estudiantes con discapacidad, los alumnos con dificultades específicas del aprendizaje –DEA-, chicos con altas capacidades que atraviesan diariamente situaciones donde el docente da una clase para todos por igual y realmente no todos aprendemos de la misma manera. Es reconocer que todos aprendemos de distintas maneras, por algunas vías mejor, algunas vías no nos resultan tan sencillas y es por eso que apuntamos al diseño universal para el aprendizaje. Ya no va a depender de que yo piense como docente qué darle a cada uno de mis alumnos, qué es lo que necesita cada uno de ellos, sino de abrir las diferentes formas de aprender y respetar los distintos tiempos de aprender. No son conceptos nuevos, es revalorizar el rol docente y entender que a través de su propuesta de enseñanza pueda habilitar u obstaculizar que un alumno pueda acceder y pueda aprender. El mejor ejemplo es el de un niño con dislexia, existe una ley, un marco normativo, que nos obliga a hacer esas pequeñas adecuaciones de acceso: anticiparle un texto, darle mayor tiempo de respuesta, agrandar la letra, son pequeñas modificaciones que implican que el docente se predisponga y avance en ese sentido. Hay desafíos constantes, trabajamos con la complejidad, y no quiero minimizar la tarea porque existen situaciones que requieren de recursos, de estrategias y mayor perfeccionamiento docente, situaciones que nos desafían constantemente, alumnos con problemas conductuales, conductas disruptivas dentro del aula y eso complejiza la tarea del docente. Pero también hablamos de muchas otras situaciones simples y concretas que se pueden implementar en lo inmediato y que al alumno le hacemos la diferencia.
Debe existir un cambio radical en la formación docente, un abordaje integral sobre la discapacidad en los planes de estudio de los diferentes Profesorados para erradicar definitivamente el: “yo no estoy capacitado para trabajar con estos niños”.
Es real, es una deuda que tenemos histórica en el país y para ello hemos consultado distintas iniciativas de otros países para conocer cómo lo han solucionado. Hay soluciones a corto plazo como modificar los contenidos curriculares de la formación inicial que, si bien se han cambiado, aún no tienen los contenidos específicos y la mirada inclusiva inserta en toda la formación. Debieran de ser ambas vías porque una complementa a la otra: una te permite una transformación más inmediata y el otro es más a largo plazo. La información está disponible para los docentes, hay numerosos cursos y capacitaciones gratuitas, virtuales, hay una oferta muy variada. A veces cuestiono esto de “no fui preparado”, es cierto, no fuiste preparado pero también existe una responsabilidad frente a un aula con diversidad de estudiantes, con sus distintos modos de aprender. Formarse constantemente para que cada uno desde su lugar dé respuesta a esa diversidad. Pondero las dos cosas, es imprescindible perfeccionarnos porque las complejidades y las problemáticas existen desde hace muchísimo tiempo y los que trabajamos en el sistema educativo tenemos esa responsabilidad. Incluso podemos relacionar estas condiciones institucionales necesarias para una educación inclusiva y para la promoción de derechos, cuando devienen diversas problemáticas que atraviesan los estudiantes y sus familias, como ser el abuso y maltrato, la vulneración de derechos. Repensar las dinámicas institucionales, las redes de trabajo cooperativo con otros, nos permite pensar qué condiciones se generan desde el aula y desde la escuela para prevenir, intervenir oportunamente, para seguir formándome y repensar mi práctica. Como por ejemplo, si se necesita un espacio con la conducción escolar, aprender de mis pares, intercambiar e interactuar con otros organismos, etc. Y en los casos de los procesos de inclusión, cómo se da la vinculación entre los distintos actores involucrados, ver a la docente integradora como alguien con quien puedo trabajar y me puede enseñar desde su especificidad, enriquecernos mutuamente. Cuando se crea un espacio de trabajo en conjunto se dan cosas maravillosas.
Ahora, ¿qué sucede con las escuelas regulares que niegan vacantes a los niños con discapacidad y por ende incumplen la Resolución 311/16 del CFE*?
Los organismos internacionales, el Comité de derechos humanos y el Comité de los derechos de las personas con discapacidad son muy claros en este punto por eso la Resolución 311 incluyó la cláusula de no rechazo que está sobre la base de nuestra ley de educación nacional. No siempre el rechazo aparece claramente como un acto de discriminación, aparecen excusas o justificativos pocos claros. Tenemos la norma, es de cumplimiento en todas las escuelas del país, sean de gestión pública o privada, en los distintos niveles y modalidades. Está vigente en todas las escuelas del sistema educativo incluso en las provincias que trabajan dentro de su marco normativo provincial. Lo importante es brindar a las familias la mayor información posible ante esas situaciones de exclusión: si no quedó claro el justificativo que les proporcionó la escuela, si se encontraron con una situación de rechazo de rematriculación o de otorgamiento de una vacante, es necesario que puedan apelar a todos los recursos del sistema educativo, inspector, supervisor, incluso al Ministerio de Educación que acompaña diariamente. Es apelar a los circuitos existentes, todos tenemos esa responsabilidad, y toda esa cadena jerárquica debe velar porque la escuela brinde la información y la justificación pertinente. Puede pasar que realmente esa escuela no tenga vacantes, puede pasar que haya un cupo que delimite una cierta cantidad de alumnos con proyecto de integración por aula según un marco normativo jurisdiccional. Es cierto que complejiza la situación de cuatro docentes por aula, pero también se pueden resignificar esos recursos. Ya hay experiencias de un maestro integrador para dos estudiantes y es ahí cuando se repiensa ese acompañamiento, ese apoyo. Cuando uno utiliza la creatividad en pos de que el alumno permanezca en el aula, que aprenda, que tenga el apoyo que necesite, tendiendo a que tenga mayor autonomía y mayor inclusión y que no esté acompañado tiempo completo de la jornada escolar. También hay una realidad y es que no todos los chicos con discapacidad requieren de un acompañamiento. Muchos de ellos necesitan de una maestra integradora solo una vez por semana, y en la medida que capacitemos mejor al docente de grado y, desde su aula, pueda brindar esos apoyos y adecuaciones que ese niño requiera necesitará menos a ese acompañante externo. Por otro lado, estudiantes con mayor autonomía e independencia ya no requieren de acompañante, no se trata del no otorgamiento del recurso, ya que por derecho pueden solicitarlo sino de ver qué es lo que está necesitando el alumno en esa etapa de su vida y modificarse de acuerdo al nivel de autonomía del alumno. Por eso es importante no generalizar y re evaluar a través de la trayectoria educativa cuáles son los apoyos y ajustes que en ese momento se requieren.
¿Qué pasa con la mirada de los otros padres ante la inclusión de uno o más alumnos con discapacidad?
La escuela tiene un rol muy importante en la aceptación de la diversidad, no se trata de un conjunto de buenas voluntades sino de derechos. Por eso la importancia de trabajar y anticipar con las familias la inclusión, hacer reuniones, informar, respetando y preservando la intimidad del alumno, sin estigmatizar, preparar el campo para la inclusión de estos alumnos con discapacidad y para futuros estudiantes con discapacidad. En la medida que las familias y la comunidad educativa acompañen estos procesos otra será la realidad de los estudiantes con discapacidad, pero también para todos los estudiantes, ya que es un aprendizaje que permite respetar la diversidad y promover la convivencia pacífica.
Si hablamos de una escuela única, “una escuela para todos”, ¿cuál sería el rol de la escuela especial?
Los organismos internacionales vienen promoviendo la educación inclusiva dentro de un sistema único, y plantean tratados y marcos teóricos sobre el rol de la escuela especial dentro de la educación inclusiva. La educación especial tiene un rol clave en la mejora del sistema educativo porque históricamente ellos son los que promovieron la inclusión de los alumnos con discapacidad en el sistema educativo. Nuestro marco normativo, nuestra ley de educación nacional, establece la modalidad de educación especial para los estudiantes que requieren algún tipo de acompañamiento o metodología de enseñanza más personalizada, ya sea desde los establecimientos de educación especial o acompañando los procesos de inclusión en los distintos niveles de enseñanza. Fue pensada desde sus orígenes como una modalidad transversal a todo el sistema educativo. Tiene una historia y una especificidad que la avala en términos de acompañar todos esos procesos y considero se está repensando internamente y, desde varias provincias, se generan diversos procesos de transformación en el rol de la modalidad dentro de la educación inclusiva. Considero infructuoso el debate de la escuela especial y escuela regular, cada una de las partes tiene una responsabilidad y puede sumar su granito de arena para la inclusión. Muchos países han avanzado en la modalidad especial como centros de apoyo pero se sostienen establecimientos de la modalidad sobre todo para alumnos con multidiscapacidad y para aquellas familias que eligen para sus hijos la modalidad especial porque la consideran la oferta educativa que responde mejor a las necesidades de sus hijos. Nosotros como país también formamos parte de ese proceso histórico que a nivel mundial se está haciendo. Son procesos largos, y la educación especial repito, tiene un rol clave en esa transformación porque lo ha tenido, hoy lo tiene y los van a seguir teniendo.
En 2015, la ONU aprobó la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible, una oportunidad para que los países y sus sociedades emprendan un nuevo camino con el que mejorar la vida de todos, sin dejar a nadie atrás. La Agenda cuenta con 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y en su Objetivo 4 se incluye la educación: “Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”. ¿Cómo está hoy la escuela inclusiva argentina y cómo se la imagina en un futuro próximo? ¿Cómo llegaremos al 2030?
Es un marco formidable, hay cuestiones como país donde se ha avanzado mucho pero también hay muchos pendientes. Prueba de que hemos avanzado mucho es que los niños con discapacidad acceden al sistema educativo. Creo que las deudas tiene que ver con la formación docente, con la calidad de aprendizaje que tienen estos niños, cómo aprenden, qué contenidos aprenden, qué acciones implementa una escuela inclusiva en pos de la enseñanza de estos niños y de tantos otros alumnos con sus propias características. Aún hay un déficit a la hora de entender lo que es la educación inclusiva y su enfoque. Tenemos discusiones eternas e inconducentes, necesitamos saber que la 311 vino a brindar los criterios a la hora de pensar la educación inclusiva. Es importante reconocer cuáles son los procedimientos pedagógicos administrativos que hoy siguen siendo obstáculos en esos procesos de inclusión, establecer un plan de trabajo a largo plazo, que cada jurisdicción pueda diseñar, elaborar su propio plan para avanzar con pasos firmes en lo que tiene que ver con la inclusión. Comprometernos a un plan de trabajo contextual, y que cada provincia pueda evaluar cuáles son los recursos, cuáles las potencialidades y cuáles las dificultades. Y digo a largo plazo para que no dependa de la autoridad de turno en cada gestión, cada 4 años, y que como país tengamos una agenda conjunta donde todos nos comprometamos con la agenda 2030 en función de los pasos firmes que necesitamos seguir dando. La formación es clave, seguir fortaleciendo los niveles de enseñanza, la modalidad de educación especial acompañando ese proceso tienen que ser los ejes centrales de esta agenda compartida con todas las provincias.
“Escuela de todos, para todos y para cada uno”. ¿Es la Educación Inclusiva el punto de partida para un cambio social?
Sí, claro. Tenemos muchísimas condiciones dentro de las escuelas para prevenir, promover y proteger derechos. Es un enfoque que aloja la discapacidad pero también es mucho más amplio. Reconocer qué condiciones institucionales tenemos para velar por los derechos de los chicos en pos de que tengan un desarrollo pleno y prevenir problemáticas que atraviesan la convivencia escolar, la vulneración de derechos, adicciones. No es solo la escuela, es trabajando con otros organismos de protección de derechos, articulando con salud, codo a codo con las familias, ese vínculo familia-escuela que todo el tiempo está interpelado unos con otros y es importante resaltar esa potencia que ahí se establece para generar procesos de transformación sociales que nos permitan seguir creciendo como sociedad. La educación inclusiva nos brinda un marco de proceso sistemático de mejora, sigamos pensándonos internamente cómo poder seguir mejorando lo que hacemos cada uno desde su lugar. Me parece que es un maravilloso aprendizaje a nivel institucional y enseñanza para los chicos.
*La Resolución N° 311/16 del Consejo Federal de Educación sobre “Promoción, acreditación, certificación y titulación de los estudiantes con discapacidad” establece los criterios para la acreditación, promoción, certificación y titulación en el sistema educativo argentino.
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